Comunión de Santa Teresita del Niño Jesús

Hoy en día las personas viven sus propias experiencias, como parte fundamental de sus vidas, el ser humano como parte integral de la sociedad, está sujeto a un mundo materialista, consumista y tecnológico, buscando día a día un escape que lo lleva a refugiarse en este mundo moderno. De esta forma se enfrenta a los grandes interrogantes de la vida quedándose en la superficialidad del mundo de hoy.

En esta búsqueda incansable guarda la esperanza de reflexión y de interiorización en la propia voluntad del ser. Uno de los aspectos fundamentales del hombre moderno es mantenerse en una constante preparación que lo ayude a desarrollarse como un ser capaz de superar al otro.

Sin ideas de voluntad, el hombre se ciega ante los ruidos del mundo que lo llevan a obrar por caprichos y no por razón.

Hoy también en la vida ordinaria de cada ser, entre la monotonía y los ruidos del mundo, se nos ofrece un espacio para levantar nuestra alma a la conciencia de un Dios que nos creó por amor y que por amor nos ofrece en libertad la opción de entregarse en comunión íntima con nuestro ser.

Es allí donde la iglesia nos regala un modelo a seguir en la pequeñez de una joven llamada Teresa de Lisieux, quien desde su pequeñez y desde su alma anhela y espera esa comunión eterna, física y real con aquel a quien desea y anhela con todo el amor y el corazón. Teresita nos invita a vivir en total sencillez y nos propone un modelo sencillo de camino junto a Dios en todas las situaciones de la vida…” todos los gustos, menos para los que van por caminos extraordinarios”. Santa Teresita del Niño Jesús, nos muestra a un camino de confianza y entrega absoluta.